lunes, noviembre 21, 2011

A orillas del mar


Existe un mar sin nombre,
inhóspito, profundo, infinito.
Perderme en él, es como perderme en un laberinto de sombras,
frío, oscuro.
Me inunda la incertidumbre de sus corrientes, me alejan de la orilla, me sumergen en el fondo,
sin respiración, sin aire.
Ese fondo se me antoja libre, a veces arrollador,
siempre contradictorio.
La sal se acumula en mis párpados y cristaliza mi mirada,
dejándome sólo ver los matices del coral.
Las olas irrumpen en mi pecho como puños y la espuma entra sin permiso en mis pulmones.
Ahogo la pena y enjugo el llanto en dunas infinitas,
recorro con mis dedos las ondas de mi movimiento hasta ver en un reflejo mi cuerpo luchando y en la orilla mi corazón latiendo.